
Nuestra mirada hacia la pedagogía
En Arandú ofrecemos un acompañamiento educativo centrado en la singularidad de cada niño y niña. Promovemos la autonomía, la autorregulación y el crecimiento personal a partir de una escucha atenta de sus intereses, necesidades y búsquedas.
Cuidamos los procesos de aprendizaje para que cada niño/a pueda desplegar su máximo potencial, manteniendo siempre la conexión consigo mismo, con los demás, con el entorno y con su curiosidad natural por explorar el mundo a través del cuerpo y las emociones.
“La seguridad, la vinculación y el goce son temas centrales para la vida de un niño, que los educadores tienen que cuidar especialmente”.
— Jordi Mateu
Acompañamiento personalizado
Nuestro trabajo parte del reconocimiento de cada niño/a como ser social. Fomentamos el respeto en los vínculos y en el cuidado del espacio. Los acompañamos a gestionar sus deseos e intereses, a reconocer sus límites y a llegar a acuerdos que favorezcan una convivencia armoniosa con sus pares, los acompañantes y el entorno.
Uno de nuestros objetivos es que puedan resolver por sí mismos los conflictos u obstáculos que se presenten, fortaleciendo así su autoestima y autonomía. Observamos con presencia y respeto, e intervenimos solo cuando es necesario para acompañar o mediar situaciones específicas.
Escucha del cuerpo y las emociones
Cuidamos que los niños/as estén conectados con su cuerpo, reconociendo y atendiendo sus necesidades.
Uno de nuestros ejes principales es la gestión emocional. Cada día trae emociones distintas, y creemos que aprender a identificarlas, expresarlas e integrarlas sin reprimirlas abre las puertas a un desarrollo personal más pleno y a la exploración de nuevas áreas del conocimiento.
Los límites como cuidado
Entendemos los límites como una forma de cuidado. Cada espacio y actividad los requiere para desarrollarse en armonía, al igual que cada niño/a cuenta con sus propios límites personales, variables según el momento y la experiencia. Transmitir y recordar estos límites es fundamental para cuidarnos y cuidar el entorno.






El aprendizaje como proceso natural
Sostenemos que el desarrollo humano surge desde el interior, en interacción constante con el entorno. Cada persona posee una inteligencia interna que guía y orienta este proceso.
El aprendizaje, creemos, ocurre de manera natural. En el segundo septenio los niños/as comienzan a abrirse al mundo con mayor curiosidad, explorando, investigando, probando y experimentando. Nuestras propuestas nacen de lo que ellos/as mismos traen: sus intereses se convierten en disparadores para aprender.
“Cuando un niño conecta con su entusiasmo al aprender algo, es igual a un big-bang.”
— André Stern
La importancia del entusiasmo
Nuestra labor es tomar aquello que los niños/as nos comparten y enmarcarlo en distintas áreas —literatura, geometría, ciencias, biología, astronomía, talleres artísticos—, para que sean ellos quienes lo descubran y profundicen.
El entusiasmo es el motor del aprendizaje. Cuando está presente, cada herramienta y propuesta se transforma en una oportunidad para que el conocimiento crezca y se integre de manera genuina. Nuestro rol es ofrecer el acompañamiento, los recursos y la confianza necesarios para que cada niño y niña pueda expandir aquello que le apasiona.
